La vitrina de Carolín Cacao me recuerda librerías de ciudades europeas. Es tan pequeña y acogedora que puede ser contemplada sólo por dos personas a la vez. Aquí lo exhibido luce limpio y desempolvado, nítida es la vidriera, el escaparate irradia inteligencia y sensibilidad estética. Ubicado en una construcción de adobe y tejado, el local mantiene el frente barrido, y unos ornamentos sencillos invitan a pasar, pero nunca he entrado. A veces porque paso en la hora de cierre, a veces porque paso apurado.Read More →